De este monumento dice Pedro de Répide:
Las cepas guardan la misma proporción en su espesor que los arcos en su luz, y ya a mediados del siglo XIX no podía conocerse el efecto de este grandioso puente, porque las arenas han ido levantando el lecho del río, llegando a cegar algunos arcos, y dejar desfigurados los demás. A fines del siglo XVIII veíase todavía un escudo de armas; pero, en general, consérvase en perfecto estado. Extiéndese por uno y otro lado unas aletas labradas como el puente, con sillares almohadillados, las cuales se prolongan por doscientos sesenta y dos pies. Corona la obra un antepecho de granito que sienta en una sencilla imposta, y a plomo de las cepas tiene grandes bolas de piedra, ornato característico de la arquitectura a fines del siglo XVI y principios del siguiente. Ascendió su coste a más de doscientos mil ducados, y es la salida del paso de cañada que tiene su entrada en Madrid por la carretera de Aragón, Puertade Alcalá y atraviesa la Puerta del Sol.
Cuando sufrían penalidad las bestias y los objetos inanimados que causaban algún mal, una de las bolas del puente de Segovia fue recluida muchos años en el patio de la casa del verdugo, junto a la Cárcel de corte por haber originado una muerte al desprenderse de su lugar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario