viernes, 13 de febrero de 2015

Puente de Segovia

Puente de Segovia

De este monumento dice Pedro de Répide:

Este monumento, uno de los más venerables de la villa, es obra de Juan de Herrera, el arquitecto que prosiguió en El Escorial la labor del gran madrileño Juan Bautista de Toledo. Fue comenzado, según León Pinelo, en el año 1584, y en el 1582, según Álvarez Baena. Está labrado con sólidos almohadillados de granito, y consta de nueve ojos de medio punto. El que ocupa el centro es más espacioso y elevado que los restantes, contando cuarenta y seis pies de luz, dimensión que se va reduciendo simétricamente por uno y otro lado, hasta que en los arcos extremos no pasa de treinta y seis pies. 

Las cepas guardan la misma proporción en su espesor que los arcos en su luz, y ya a mediados del siglo XIX no podía conocerse el efecto de este grandioso puente, porque las arenas han ido levantando el lecho del río, llegando a cegar algunos arcos, y dejar desfigurados los demás. A fines del siglo XVIII veíase todavía un escudo de armas; pero, en general, consérvase en perfecto estado. Extiéndese por uno y otro lado unas aletas labradas como el puente, con sillares almohadillados, las cuales se prolongan por doscientos sesenta y dos pies. Corona la obra un antepecho de granito que sienta en una sencilla imposta, y a plomo de las cepas tiene grandes bolas de piedra, ornato característico de la arquitectura a fines del siglo XVI y principios del siguiente. Ascendió su coste a más de doscientos mil ducados, y es la salida del paso de cañada que tiene su entrada en Madrid por la carretera de Aragón, Puertade Alcalá y atraviesa la Puerta del Sol

Cuando sufrían penalidad las bestias y los objetos inanimados que causaban algún mal, una de las bolas del puente de Segovia fue recluida muchos años en el patio de la casa del verdugo, junto a la Cárcel de corte por haber originado una muerte al desprenderse de su lugar


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