lunes, 30 de marzo de 2015

Real Monasterio de la Encarnación

Real Monasterio de la Encarnación

El Real Monasterio de la Encarnación es un convento de monjas agustinas recoletas ubicado en la plaza del mismo nombre, haciendo esquina con la plaza de Oriente. La institución, a la que pertenecieron damas de la alta nobleza, fue fundada por la reina Margarita de Austria, esposa de Felipe III, a comienzos del siglo XVII. Debido a las colecciones artísticas que alberga es, junto con las Descalzas Reales, uno de los templos más destacados de la ciudad.

El arquitecto del edificio fue fray Alberto de la Madre de Dios, quien lo edificó entre 1611 y 1616. La fachada, que responde a un modelo de inspiración de estilo herreriano, de gran austeridad, creó escuela y fue imitada por otros templos españoles. En la iglesia se conservan sendos relicarios que se dice contienen la sangre de San Genaro y de San Pantaleón; ésta última (según la tradición) se licúa todos los años el día del santo, el 27 de julio. En la clausura antigua está organizado un museo que depende del Patrimonio Nacional y que se puede visitar.

El edificio se construyó en el lugar que ocuparon las casas de los marqueses de Pozas, a quienes el rey se las compró, debido a su cercanía al Real Alcázar, ya que así los reyes podían entrar directamente a la iglesia mediante un pasadizo existente. Este pasadizo fue construido por deseo de la reina para no causar molestias, ya que visitaba frecuentemente el monasterio. En su interior tenía varias salas con cuadros. El rey en persona colocó la primera piedra del edificio, acto que se hizo con gran solemnidad y bajo la bendición del cardenal arzobispo de Toledo Bernardo de Sandoval y Rojas. Meses más tarde, el 3 de octubre de 1611, murió la reina sin haber visto terminada esta obra en la que tuvo tanto empeño,

En el siglo XVIII fue reformado el interior de la iglesia por Ventura Rodríguez, quien se encargó de su decoración, junto con otros pintores y escultores neoclásicos, con nuevos retablos y varios lienzos importantes. La parte arquitectónica está labrada en jaspes, mármoles y bronces dorados. A lo largo de toda la nave pueden verse una serie de lienzos con el tema de la vida de San Agustín, que se complementan con los frescos de la bóveda de la capilla mayor, obra de Francisco Bayeu.

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